Nota sobre: Historias para morderte los labios por Javier Febo Santiago
Este memorable libro o clásico, mejor dicho, no es tan sólo para morderte los labios, es para claudicar, pensar, desatarse, enfuscarse y entre otras cosas gozar del arte y de la imaginación.
‘El Delineador’ traza la línea perfecta entre dos mundos
‘Después de martillar’ el clavo no sale, profundiza más
‘Fatigarse’ es sólo un síntoma pasajero y más a las 12:40 pm
‘En el río’ se bautizan los errores
‘Promesa’ para ensuciarse de dudas
‘Odas a las sirenas’, el horizonte es su rescate
‘Potomac’, su puñal le resucitó
‘Ruinas’ que dejan de serlo para volver a serlo
‘TISRI’. Creación de gitanas de azules jeques
‘Ciudad de las Gárgolas’ cimentada en la arena que cede
‘Alguna vez seré Marte’, sobrehumanizante
‘Datos inútiles mientras te cambia la vida’, abre tu inteligencia y la deja destornillada
‘Guerrera’ de qué te sirve la traición cuando estás harto, en la segunda bandeja
‘Medialuna’, media vida, media valentía, completa defunción
La ‘Barriga’ no se interpone en la frotación estelar que induce al orgasmo
Debe ser pecado la ‘Juramentación’ cuando aun se tiene en las manos la inocencia arrebatada
‘Oh Jacques’, si eres dios, tienes senda suerte y, Nietzsche también
‘Verte caminando descalzo’ le da pena hasta a Fobos
‘Hormigas de azúcar’ inocentes, que van hasta el infinito en busca de su néctar
‘Aprovecharse’ en el pasado de los débiles te dictará el caminar de tus ojos
‘Anuarios de Motocicleta’, cuando los sobres guardan las cartas y los resultados de infierno
‘Tamarindo’ maduro, catapultado a un instrumento para morderte los labios
‘Memorias de un barrio cerquita de Amelia’, hermoso para el arte, horroroso para el que siente
La ‘Niña Bawana’ en medio de un torbellino de inhumanidades, busca el cese en una mano
rapaz
Yolanda tiene tinta, tiene excelencia. Está dotada por algún dios transgresor que huye de la mentira, de la mordaza. La divinidad recorre el libro, porque al abrirlo nacieron mundos, fecundé la realidad, me maculé de sangre, me mordieron los labios y el corazón que tengo en la entrepierna. "Historias para morderte los labios" es literatura obligada, necesaria, cardinal; un aprovechamiento total del tiempo y una oportunidad para parir mundos y no callarte.
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