Este es el segundo año que voy a Cincinnati y no quería quedarme sólo con la vista del centro de la ciudad en donde estaba acartonada. Ni corta ni perezosa, le pregunté a una joven mesera a dónde iba la gente local a disfrutar de las noches de Cinci. Rápidamente me recomendó que visitara Mount Adams donde encontraría bares, tiendas, restaurantes y buen ambiente. No se equivocó, Mt. Adams (ubicado en una colina con vista al centro de Cincinnati y al Río Ohio y sus múltiples puentes) es una preciosidad. Hasta allí llegamos en taxi Olga, Marta, Amarilys y yo para pasar una tarde estupenda. En los 1800's Nicholas Longworth era el dueño de esta colina en donde cultivaba uvas para hacer su famoso champán Golden Wedding. Años más tarde su nieta abrió una fábrica de cerámica y unos monjes construyeron un monasterio (el cual hoy en día está dividido en condominios). Caminar por Mt. Adams es una delicia porque todos los edificios tienen una arquitectura maravillosa y el área está llena de flores. Después de subir las escaleras empinadas (fue casi como subir una pirámide) para llegar a la iglesia de la Immaculata, buscamos un lugar para bebernos unas cervecitas. Habían muchas opciones, pero Amarilys (boricua al fin) encontró un lugar que tenía un cartel afuera que anunciaba el happy hour con cervezas baratas. Cuál sería nuestra sorpresa al entrar y encontrarnos con un lugar fabuloso y grandísimo por dentro que por las noches se forma el rumbón de discoteca, y por la tarde es divino sentarse afuera en el deck de tres pisos donde se ve una vista increíble del centro de Cincinnati. Las cuatro bebimos por la ínfima cantidad de $7, y luego nos fuimos a comer a un restaurante tailandés. La visita a Mount Adams fue, sin duda, uno de los mejores recuerdos que tengo de Cincinnati 2010.
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