Ahora mismo en Puerto Rico existe una pugna por la aprobación del Proyecto del
Senado 238, que prohibe el discrimen en el trabajo por orientación sexual. No puedo creer que grupos supuestamente religiosos estén a favor del discrimen y tengan un discurso homofóbico e intolerante.
Yo, por mi parte, le doy las gracias al mentado Dios por todos l@s amig@s homosexuales y lesbianas que ha puesto en mi camino a través de los años. L@s amig@s heterosexuales, se casaron, tuvieron hijos y dejaron de comunicarse. Mis gays siempre han estado pendientes a mí, su apoyo ha sido imprescindible para sentirme querida y confiar en mi talento, cuando otr@s, por la envidia e hipocresía, me hacían sentir menos y dudar de mis habilidades. Tod@s l@s que he tenido el privilegio de conocer y compartir son buen@s hij@s, amig@s, vecinos, intelectuales, tienen talento creativo, son alegres, sensitiv@s, etc. En dos ocasiones en mi vida estuve enamorada de un hombre homosexual, pero nunca pensé, qué pena que sea gay, porque eso lo hubiera hecho diferente y no "el hombre de mis sueños".
En Estados Unidos he vivido el discrimen de cerca por ser latina, mujer y madre soltera. Me han negado trabajos, vivienda y amistad por ser lo que soy. Si queremos avanzar como civilización tenemos que entender que el odio, los prejuicios y la intolerancia son las razones de todas las guerras y la base de muchos problemas que tenemos en nuestra sociedad. Vivimos en una supuesta democracia y Dios supuestamente nos ama y nos creó a tod@s por igual. Entonces, ¿por qué no aceptar y amar al o a la que es diferente a nosotr@s?
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