El barrio puertorriqueño en Chicago demuestra lo que tan bien escribió el gran poeta Antonio Corretjer: ¡somos boricuas aunque hubiéramos nacido en la luna! Cada rincón intenta recrear los lugares que dejamos atrás en la Isla de nuestros recuerdos. Aunque la metrópoli en que estamos es mayormente gris, y de esquina a esquina sólo encontramos edificios de ladrillo, cemento y abandono, Humboldt Park se hace trópico con sus murales, parques, olores, sabores y pequeños detalles que nos hacen sentir que todavía somos parte de allá, aunque estemos por acá. Aquí les dejo este pequeño homenaje fotográfico a este rincón al que hemos hecho nuestro a base de sudor, trabajo y esfuerzo. JVP
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