Sola compro el pastel de chocolate,
le esculpo una flor en su barriga,
entierro bien la vela,
me aseguro de su verticalidad.
Imprescindible llegar bien centrada,
cargar la bandera con elegancia.
Aspiro lento pero profundo,
me llevo el cansancio,
el dolor que ignoro en el brazo,
el insomnio y sus ojeras,
las horas chapoteando
en el estante de la preocupación.
Me llevo los deseos inmortales,
las ganas de pintar amaneceres,
el sabor del mar en mi boca
después de besarte en la mañana.
Exhalo los miedos, la crisis,
la economía malparida, las protestas
ignoradas, las largas noches de invierno,
la falta de poemas, el exceso de trabajo.
Desabrocho el año ya vivido
y soplo...
por JVP
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