No hay nada mejor que ir al Viejo San Juan un domingo, llegar temprano para almorzar y caminar por sus adoquines, y luego ver el atardecer mientras recorres el Paseo de la Princesa. Allí encontrarás kioscos de artesanía puertorriqueña, carritos de comida típica (el que más me emocionó fue el de las chinas [aka naranjas] peladas), esculturas, hermosos jardines, y las inmensas paredes coloniales que antes protegían al Viejo San Juan de invasiones. También hay mucha música, sea de personas de la tercera edad cantando boleros, o jóvenes que se sientan a cantar con su guitarra canciones populares. Allí tomé estas fotografías donde se puede apreciar el embrujo de la antigua ciudad. JVP
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