Afuera los vientos de más de 50 millas por hora empujan la nieve con tanta fuerza y encono que ésta se está metiendo por debajo de las puertas de mi casa. Tantos inviernos que he pasado aquí y nunca antes había visto algo así. Tampoco había experimentado una tormenta de nieve con relámpagos y truenos. Desde mi ventana todo parece un cuadro pintado con brochazos fuertes de pintura blanca y gris. Poco a poco la nieve cubre los objetos hasta la cintura; apenas se vislumbra la parte más alta de ellos. Muchas veces escojo quedarme en la casa porque me gusta o no tengo evento, invitación o diligencia que me saque de ella. Esta noche y mañana no tengo opciones que elegir, no se puede salir de la casa, la tormenta es más fuerte que nosotros. Pero no todo es queja, por primera vez en los casi 15 años que trabajo en mi college me mandan temprano a la casa y me dan el siguiente día libre; prueba efeciente de que es grave y pavorosa la cosa. Aquí encerrada en mi casa mientras escucho a las ventanas vibrar como campanas, y la nieve se cuela por las grietas, y la casa se menea toda, busco con esta canción endulzar la amarga espera del fin de la tormenta...
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