Monday, June 18, 2012

Revista Contratiempo Junio 2012

Pueden leer la más reciente edición de la revista Contratiempo la cual incluye una reseña de mi libro Querido Voyeur escrita por Gerardo Cárdenas, además de par de poemas del libro. Oprima en la revista para verla más grande:

Reseña de Querido Voyeur por Gerardo Cárdenas


La mirada indiscreta de Johanny Vázquez Paz
por *Gerardo Cárdenas
Los diccionarios médicos y psicológicos definen al voyeurismo como un trastorno psicosexual en el cual el individuo obtiene excitación y satisfacción observando a escondidas los actos sexuales de otros. Como definición no está mal, pero me temo que se limita a definir el acto del voyeur, y por ende olvida la reacción de los observados en especial si aquéllos son conscientes de ser vistos.
            Johanny Vázquez Paz (San Juan, Puerto Rico) no tiene miedo a los voyeurs. Es más, los invita a mirar libremente mientras ella ama de manera tormentosa a las palabras. Su flirt con el ojo indiscreto se llama Querido voyeur (Madrid, 2012) y es el número 258 de la Colección Torremozas, un fondo editorial concentrado en la poesía de mujeres y donde publican autoras como Ana Rossetti, Carmen Plaza o Ana Delgado Cortés. Querido voyeur es el segundo poemario de Johanny Vázquez, avecindada en Chicago desde hace varios años e integrante de los talleres de escritura creativa de contratiempo. La autora presentó el libro recientemente en el Instituto Puertorriqueño de Artes y Cultura en Humboldt Park.
            Querido voyeur es más que un coqueteo, es una abierta invitación a mirar. Sus poemas, prosas poéticas y cuentos están divididos en dos segmentos: “Por la mirilla” y “Open House”. De mirar, se puede pasar a una contemplación más directa: del espía, al espectador.
            El voyeur mira actos pero esencialmente mira cuerpos. Los textos de Johanny Vázquez son un recorrido por su cuerpo poético, un viaje de doble mirada erótica; la del anónimo espía, la de la poeta a la que su propio cuerpo le cuenta historias. Un ejemplo es “Fototienda”, donde el poema invita al voyeur a re-crear a la medida de sus deseos: Manipula mi imagen adulterada / para complacer tus fantasías / recorta mi silueta, edita mi cintura / quítale el rojo a mis pupilas / y usa tu paleta de colores / para remover el sepia heredado / por los años y el olvido.
            Pero esa mirada indiscreta puede ser también la de una diabólica complicidad; tal es el caso del cuento “Cuatro paredes y un cielo” donde la intimidad de una pareja atrapada en un ascensor no es tal – la narradora que nos sabe espías al otro lado de las puertas nos ofrece una fantasía o un atrevimiento, un juego de espejos, o una charada.
            “Querido voyeur”, la prosa poética que da nombre al volumen, es resumen y estandarte de la declaración de intenciones de la autora: el lector es invitado a mirar a un cuerpo sin timideces ni pudores, pero el cuerpo no es sólo carne: es carne y letra. Letra que adquiere forma humana, carne que se diluye en renglones, signos de puntuación y palabras.
            Como todo aquel que se desnuda, ya sea ante el espejo o ante sus voyeurs, Johanny Vázquez nos revela el secreto final de la carne: no hay frontera más última e infranqueable que el propio cuerpo, pero este cuerpo es poético, esta anatomía es la del verso o la prosa. Me quito la ropa, me despojo del pudor y me entrego a ti, Poesía, en el confesionario con mi verdad desnuda, dice la autora en “Confesiones a mi diosa”.
            El colofón del viaje, el acto final de adoración al cuerpo, el clímax del ojo indiscreto de nosotros, voyeurs, es el poema “Palabra pura” donde ya se ha completado la transubstanciación del cuerpo en lenguaje: apalear la palabra / enterrar la pala / hasta donde se ata / la tierra y la raíz / penetrarla hasta el fondo / bien adentro hasta que duela / para que grite, aúlle / clame, ladre / hasta que por fin sea / sincera y alcance / su libertad.
            No tenga miedo, lector, de espiar impúdico en esas páginas.
*Gerardo Cárdenas, escritor mexicano, es director editorial de contratiempo. Es autor del libro de relatos “A veces llovía en Chicago” (Vocesueltas/Magenta, 2011) y del blog semanal En la Ciudad de los Vientos.

Wednesday, June 6, 2012

Reseña de "Querido voyeur" por Yolanda Arroyo Pizarro

http://narrativadeyolanda.blogspot.com/2012/06/espana-y-luego-chicago-resena-querido.html 

Ligar a Johanny Vázquez Paz 

Por Yolanda Arroyo Pizarro 

 El libro cruzó los mares desde España, y luego desde Chicago. Llegó a Carolina, Puerto Rico autografiado, con una nota que leía: “tan pronto abres estas páginas me empiezas a ligar”. Ligar, en puertorriqueño, significa algo así como “checking you out”, te estoy velando, te estoy mirando… pero con propósitos de cachondeo (a lo madrileño). Entonces nada más el título me hace pensar en los versos de Nemir Matos, y en Nicolás Guillen, y en el todomezclado de la poesía rítmica caribeña migrada, esa hibridez apoteósica que nos congrega para amar.

La autora es pana. En puertorriqueño eso significa “gran amiga”. De esas amistades que se logran con la conspiración de una sonrisa. Antes de conocerla y hacernos panas, ya conocía de su poesía y la admiraba gracias a la obcecada instrucción de Mairym Cruz Bernall y sus talleres. Estudiamos algunos de sus trabajos antes de que nos presentaran en una fiesta/bohemia de fin de año. Luego de ello, viajamos por casualidad a Huelva, España, y fuimos roommates, evento que nos marcó como hermanas de sangre. Es por eso que celebro este hermoso libro, con la admiración de una discípula que aprende el arte versado de una talentosa antecesora.

‘Querido voyeur’ nos invita a fisgonear por la mirilla, como indica la autora en sus primeras páginas. La pluma de Johanny Vázquez Paz taladra la desnudez, se impone ante las condiciones del tiempo y pronostica lo inmisericorde. Sobre las baldosas del texto hallaremos a ‘En ruta’ (estoy montada en este cuerpo de tren que siento tuyo. Cada parada una embestida que aumenta el deseo), ‘Exilios de mar’ (tengo que cerrar las ventanas para que el mar no inunde de recuerdos mi casa), ‘Despedidas a la orilla’ (Aceptar que de eso se trata, nunca ser feliz más de dos días, jamás llorar más de una hora, mudar las hojas cuando el frío apremie) y ‘Frío en la piel’ (un frío de despedidas que esperan un beso que las selle, de mentiras que corren detrás de sus verdades).

Los homenajes a Virginia Woolf, Julia de Burgos y Mario Benedetti dan cierre al libro y a su prosa cadenciosa colocándonos frente al desfiladero de un monte sin ecos. Absortos nos dejan las imágenes de Vázquez Paz. En ‘Yo que te quiero’ la poeta/prosista se declara enamorada de Cardenal: “cómo te escribo un poema, Ernesto, yo que te quiero como si fueras dios” y es imposible no sucumbir a la conmoción del conmoverse.

El documento de Johanny, si bien está publicado bajo el sello Torremozas y ha sido categorizado Poesía, es una hibridez adulterada de narraciones, muy bien labradas, muy bien entretejidas. Repiquetean algunas en repeticiones y énfasis, sin agotarnos del todo. Pero si la languidez seduce, y una se ladea exhausta, bastará con mirar por una hendija… para ligarnos un verso.