Friday, January 28, 2011

Navidad 2010 - Fotodiario - Parte III

- EL FARO DE CABO ROJO -

Nunca había visitado El Faro de Cabo Rojo, y fue toda una aventura que me gustaría repetir en un futuro cercano. Primero que nada, debido a que el área pertenece al Refugio Nacional de Pesca y Vida Silvestre de Cabo Rojo, la carretera de asfalto termina y el camino se convierte en fango y piedra. Como había llovido mucho, habían tremendos charcos y huecos y no fue nada fácil la tarea. Definitivamente, la próxima vez hay que alquilar un Jeep o un 4 x 4. Luego transitas por lo que me pareció un pantano, pero en realidad eran las salinas o minas de sal. Me recordó al lugar donde el personaje siniestro de Gollum vive en la película "Lord of the Rings". Es una naturaleza y un ecosistema tan diferente que no me deja de sorprender cómo en una isla tan pequeña se pueden encontrar diferentes versiones del paraíso.

Dentro del Faro hay una colección de diferentes ediciones de la Odisea de Homero.

PLAYA SUCIA - Como un espejismo, así le pareció a mis ojos esta playa de arena blanca y mar azul turquesa que, contrario a su nombre, se veía limpísima e inmaculada.

Después de llegar al final del camino, hay que estacionar el carro y subir una loma empinada hasta aposentar los pies en la enorme roca que carga al faro en su espalda. Los amarillos, anaranjados y grises de la roca se mezclan en la pupila con el azul intenso del mar hasta que uno queda embrujado por tanta belleza.

Exactamente donde termina la carretera de asfalto y comienza el camino de tierra está el hotel Bahía Salinas Beach Resort and Spa. Como el lugar estaba tan apartado del resto de la civilización, me bajé después de visitar el Faro a averiguar cómo era y lo encontré hermoso y encantador. Todas las habitaciones tienen afuera una hamaca y una mecedora de pajilla. Eso sí, este hotel es para ir si uno quiere paz y tranquilidad porque no creo que hay mucha acción y salir de allí es una tremenda maroma.

PLAZA DE LA PARGUERA - Después del Faro cogimos una carretera hermosa, sin casas ni edificios, sólo el verdor de las montañas y los árboles, hacia La Parguera. Hace mucho tiempo que no iba, y fue maravilloso volver a visitar la Bahía Fosforescente y comerme un buen pescado en uno de sus deliciosos restaurantes.

Al siguiente día fuimos a Joyuda y nos encontramos con un mar furioso que parecía querer tragarse las casas y edificios que construyeron en su orilla. Muchos de éstos son restaurantes, como el que fui, no tan solo a comer langosta, sino también a encontrarme de cerca con una de ellas.

Afuera del restaurante de Joyuda un racimo de plátanos espera su turno para que lo hagan mofongo o tostones. Verde que te quiero verde...


Friday, January 21, 2011

Navidad 2010 - Fotodiario Parte II

- BOQUERÓN: DE ECLIPSES, AMANECERES Y ATARDECERES CERCA DEL MAR -

Eclipse Lunar- En la costa oeste de la isla de Puerto Rico se encuentra Boquerón, un pueblito costero muy popular durante el verano, pero en un lunes de diciembre cuando hace frío, la marea está alta y las nubes grises vienen y van descargando la lluvia de sus vejigas es encontrarse con un poblado de fantasmas, lo cual admito que fue de mi agrado porque, en vez de estar rodeada de turistas, llegué a conocer a sus verdaderos habitantes. Habían anunciado un eclipse lunar para la magrugada del martes y a las tres de la mañana salí a presenciar el espectáculo. No había nadie en la calle, ninguna luz se colaba en las rendijas de las casas, sólo el silencio recibía mis pisadas. La luna entraba y salía de entre las nubes; a paso lento la tierra se interponía entre el sol y su silueta. Me senté en el balcón pacientemente. Poco a poco la penumbra se fue comiendo a la luna mientras Boquerón iba despertando antes mis ojos. Uno a uno los gallos competían por tener el kikirikí más fuerte, extenso y prodigioso. Los gatos brincaban de los techos a las aceras paseando a sus anchas por la calle sin carros que interrumpieran sus siete vidas. Como a las 4:00 a.m. observo que encienden la luz dentro de una casita de madera. Es tanto el silencio que puedo escuchar los ruidos dentro de ese hogar y me imagino los movimientos que hacen: ahora le echa el agua y el café a la greca, la pone en la hornilla, pone a tostar el pan, enciende el televisor con el volumen bajo... A las 4:30 a.m. una mujer sale de la casa cargando un recipiente que pone en el piso. Todos los gatos del área acuden al llamado y comen agradecidos. Cuando terminan de comer, la mujer recoge todo, barre, saca la manguera y le echa agua a la terraza de cemento. Nunca miró a la luna.

La Placita de Boquerón de madrugada. El niño Jesús y su familia tienen su pesebre trepado en un árbol.

Cuando el eclipse completó sus fases lunares, salí al pueblo en busca de otro espectáculo que nos regala la naturaleza: un amanecer a orillas del mar.

Amanecer - Caminé hasta el Balneario de Boquerón y poco a poco la oscuridad fue cambiando sus matices grises a azules intensos con tonos anaranjados y rosados, hasta que el sol despertó completamente y las palmeras extendieron sus cuellos para mirar las motitas blancas de un cielo turquesa, nuevo y rejuvenecido.


Atardecer - Después de "romper noche" me acosté a dormir, feliz de haber presenciado tanta belleza. Todavía no sabía que al despertar vería otro regalo de los dioses: un atardecer caborojeño.

En el Restaurante Galloway's terminé de gozarme las últimas llamas del sol. Sentarme literalmente encima del mar, beber piña colada (quizás será un cliché, pero las piñas coladas de la Isla son las mejores del mundo), comer pescado fresco, saborearme unos tostones, y observar por la ventana cómo una manada de peces largos (a primera vista pensé que eran tiburones) se abalanzaba sobre los trozos de comida que un niño travieso les tiraba.


Terminamos la noche en el bar, El Bulgao, donde aprendí que el bulgao es un tipo de caracol marino que se come, algo parecido al carrucho. Desgraciadamente estaba muy llena para probarlo, pero la pasé muy bien hablando con la bartender, quien a su vez era la novia del dueño del establecimiento. Me contó que vivió en Nueva Jersey por muchos años hasta que se enfermó y empezó a pasar temporadas en Puerto Rico. Mientras más tiempo pasaba en la Isla menos quería regresar al invierno. Y así llegó el día en que empacó todo y se vino a vivir a una finca en Cabo Rojo. Hasta el día de hoy no se ha arrepentido. No pude dormir esa noche imaginándome cómo sería vivir en una finca o un pueblito costero o en cualquier rincón de una isla del Caribe.



Monday, January 17, 2011

Navidad 2010 - Fotodiario - Parte I

- PRIMERA PARADA: EL VIEJO SAN JUAN -

Llegué a Puerto Rico y me encontré con un frente frío, no sé si fui yo que lo traje de Chicago, pero había que andar con un abriguito o una estola. Claro, que nada compara con los 20 grados que había dejado atrás, en San Juan estaba a 69 grados, lloviendo y con tremenda ventolera (parece que los vientos de Chicago también se vinieron conmigo en la maleta), pero por nada del mundo podía dejar de dar la vueltita acostumbrada: Isla Verde>Punta Las Marías>El Último Trolley> Ocean Park>Condado>Puerta Tierra>hasta El Viejo San Juan todo decorado con luces y adornos de Navidad.

Contrario a lo que parece en esta foto, no estaba nevando sino lloviendo, aunque hay una cierta obsesión en la Isla con la nieve; en Plaza Las Américas caía "nieve", en el Centro de Convenciones caía "nieve" y en algunos eventos donde los políticos se empeñaban en regalar una blanca Navidad a cambio de votos en las próximas elecciones. Si supieran que los que viven con nieve y frío lo que sueñan es coger un avión e irse a una isla del Caribe, ja!

El Viejo San Juan estaba desierto. Me encuentro con que Los Hijos de Borinque está cerrado, y cuando digo cerrado quiero decir que ya no existe, sólo nos quedan sus recuerdos. Subo a una barrita en el segundo piso, La Tortuga, y me gozo la vista desde uno de los balcones emblemáticos de la ciudad amurallada.

La calle San Sebastián, la lluvia y yo contemplando el presente y recordando el pasado.

Pretendo como siempre que juego billar, aunque por lo visto soy buena porque le gané dos veces a mi contrincante cuando se le fue la negra por el hoyo.

El Totem de la Plaza del Quinto Centenario se erigió en 1992, mucho después que me mudara de la Isla. De todos modos me gusta mucho esta escultura que tiene más de símbolo fálico que de homenaje a nuestros indígenas. La llovizna seguía cayendo y los fantasmas dormían.


- OTROS DESTINOS -

GUAVATE - Aunque ya casi nunca como cerdo, no hay navidades sin lechón en Puerto Rico. Sin duda el mejor que me comí fue en El Mojito en Guavate, la meca de las lechonerías en la Isla. Allí también probé los mejores pasteles que me he comido en mi vida. No en valde aumenté como 10 libras en estas vacaciones, pero valió la pena el "sacrificio", ja!

EL CENTRO DE CONVENCIONES - En realidad no entré al Centro de Convenciones, pero pasé por él para ir a un evento en el nuevo Hotel Sheraton. El hotel está bonito aunque algo genérico para mi gusto. El vestíbulo / barra / lounge tiene una decoración moderna que me resultó algo fría.

EL HOTEL SAN JUAN DE ISLA VERDE- Este hotel de mis recuerdos sí tiene una decoración impresionante. Ya debería estar acostumbrada, pero siempre que entro la lámpara, la barra tallada en madera, el techo fabuloso, los pisos de mármol, etc. me transportan a Casablanca y me siento una estrella de cine.

EL HOTEL SAN JUAN DE ISLA VERDE - Yo entré lo más campante al hotel una tarde y me puse a recorrerlo por dentro y por fuera. Me tomé fotos como si fuera huésped, y si hubiese tenido el traje de baño puesto hasta me hubiera tirado a la piscina, ja!

Mi hermanita nos llevó a una fiesta con música en vivo, mucha comida y bebida. Probé pitorro curado en un coco, y baja dulcecita la cosa. Luego nos dieron un sopón antes de la despedida. Me parece que es una costumbre puertorriqueña, emborrachar a la gente durante la fiesta, pero luego darles una sopita para que se les quite la"jumeta" antes de que guien "ajumaos".

El árbol de Navidad de la familia estaba hermoso.

Wilfredo y yo pretendemos que decoramos este árbol. Lo bueno de viajar en navidades es que no hay que desempolvar las decoraciones ni guardarlas en enero.

- CAGUAS -

Con mi Mami y mi hermanita Vivian, nos tiramos para Caguas al Festival de Trovadores ¡Ramito Vive! La competencia estaba fuerte y muchos trovadores (incluyendo mujeres, lo cual no es muy usual en la trova) fueron bien originales en sus improvisaciones.

La Alcaldía de Caguas Willian Miranda Marín. Lo más hermoso de este edificio es que el hueco te regala una vista perfecta a la montaña.

No sé quién vive ni de qué es la casa, pero estaba bella y fabulosa.

En el Paseo de las Artes Abelardo Díaz Alfaro. Me encantan estas decoraciones navideñas con símbolos puertorriqueños.

El Centro de Bellas Artes de Caguas.

Con la estatua de Felipe "La Voz" Rodríguez.

Mientras escuchaba a los trovadores, miré para arriba y quise comerme el cielo.


Saturday, January 15, 2011

Concurso Internacional de Poesía Latin Heritage Foundation

Apenas comienza el año y ya he recibido la buena noticia de ser una de las ganadoras del Concurso de Poesía Latin Heritage Foundation. Entre 1,500 poemas recibidos escogieron a 117 poemas que estarán incluidos en el libro Una isla en la isla que estará pronto disponible. Quiero también felicitar a los otros poetas puertorriqueños ganadores: Aixa A. Ardín, Carmen Rosa Luna Brown, Edgardo Nuñez Caballero, José H. Cáez-Romero, Mirna Estrella Pérez y Patricia Reyes Oliveras. Para ver la lista de los demás ganadores opriman aquí.

Thursday, January 13, 2011

Back to reality...

De vuelta a la ciudad, el frío, la nieve, el trabajo, la casa sucia, la nevera vacía, las cuentas sin pagar, la rutina, la vida sin vacaciones y mar...