Sunday, August 22, 2010

Reina del Universo...

En 1970, la puertorriqueña Marisol Malaret ganó el título de Miss Universo y desde entonces (y esto me da vergüenza admitirlo) he visto y he seguido de cerca las incidencias de este concurso de belleza, aunque la parte intelectual y feminista de mi ser piense que este tipo de certámenes debería de dejar de existir en este milenio de mujeres capaces e inteligentes. Pero en 1970 yo era una niña chiquita que todavía soñaba con princesas que cargaban coronas en la cabeza, que le encantaban los vestidos de reinas con lentejuelas y brillo, y que le robaba los zapatos de tacón alto a la mamá para modelar con ellos por toda la casa. Recuerdo que el certamen que ganó Marisol no fue transmitido en vivo vía satélite; la noticia nos llegó por el periódico, y la foto de Miss Puerto Rico, con la boca abierta por la sorpresa de haber ganado, les arrancaron lágrimas de la emoción a todos los habitantes de la Isla. Y cómo no íbamos a emocionarnos si allí estaba Puerto Rico ganándole, nada más y nada menos, a Miss USA; ¡por fin! le ganamos en algo a la gran potencia. Marisol no era tan jovencita, ya era una mujer que trabaja, hablaba inglés a la perfección y contestaba inteligentemente las preguntas que le hacían. Una de mis respuestas favoritas fue cuando le pidieron en la conferencia de prensa después del certamen que compara a los hombres mayores con los jóvenes y ella les contestó: "It depends on what kind you prefer, and for what." (Depende en cuál tipo prefieres y para qué) ¡JA!

Pero más emocionante que ver el certamen por televisión fue vivir el recibimiento que le hicieron a su llegada a la Isla. Estaba en el puente de la calle Del Parque, mirando hacia la avenida Baldorioty de Castro por donde iba a pasar la reina. Todo el pueblo salió a la calle a recibirla, y la alegría y el orgullo que todos sentíamos ese día siempre permanecerán en mi recuerdo. Porque esto es lo más que impresionó a la niña que yo era, que el logro de una mujer pudiera traerle tanta felicidad a un país entero. Años más tarde, cuando tenía 16-17 años, un día tocaron a la puerta de mi apartamento. Cuando abrí me encontré de frente con Marisol Malaret, y fue tan impresionante como si se me hubiera aparecido la Virgen María. Se había equivocado de puerta y enseguida mi vecina, La Gata (quien compraba casi toda su ropa en la boutique de Marisol, La Femme, en el Condado), abrió la suya y ella pidió disculpas y se llevó su belleza al apartamento de al frente. Creo que me quedé todo el tiempo que pasó en casa de la vecina mirando por la mirilla de la puerta para poder verla de nuevo a la salida.

Muchos años pasaron antes de que Puerto Rico volviera a ganar el certamen de Miss Universo, sin embargo, ya todos estábamos adictos a las transmisiones televisivas. En 1985 yo vivía en Fajardo, era la noche del certamen que todos pensábamos ver, aunque el fervor que sentíamos no era el mismo que antes. Recuerdo que no teníamos muchas esperanzas de que nuestra candidata, Deborah Carthy-Deu, ganara pues, aunque era bonita, tenía un leve defecto en la boca que hacía que su sonrisa se viera algo chueca. Cuando empezó la transmisión del concurso todos nos sorprendimos cuando vimos a nuestra candidata en primer plano, liderando el grupo de candidatas en la coreografía de baile con que abrió el certamen (su mamá tenía una academia de baile y ella bailaba desde chiquita). Salí corriendo a buscar un vídeo VHS para grabarlo, por si las moscas, y cual sería mi sorpresa de ver a Deborah ganarse la corona sobre la favorita, Miss España, que parece que no entendió muy bien cuando anunciaron el resultado y reaccionó como si hubiera ganado. Esta vez le ganamos a los conquistadores, ja!

En 1993 ya vivía en Chicago, una ciudad en donde hay cinco veces más mexicanos que puertorriqueños. El certamen se celebró en México ese año y nuestra candidata, Dayanara Torres, era muy bonita, y más que bonita, era preciosa, pero era una niña acabada de graduar de escuela secundaria, demasiado dulce e ingenua para imponerse sobre otras candidatas que ya eran modelos profesionales. Pero fue esa misma dulzura la que impresionó al jurado que la eligió ganadora esa noche, aunque era más bajita y se veía más nena que las demás que lograron llegar al cuadro final. A sus 18 años, Dayanara se convirtió en la Miss Universo más joven en la historia del certamen. Presenciar esta victoria viviendo en Estados Unidos fue más emocionante todavía que verla en Puerto Rico porque, de cierta manera, aquí vivimos todos los latinoamericanos compitiendo a diario entre nosotros. El certamen fue en México, el cuadro final incluía a Colombia, Venezuela y Estados Unidos, pero la ganadora fue la de mi país, y yo me sentí más orgullosa que nunca.

Recuerdo que en el año 2001 invité a mis estudiantes de español a ver el certamen por televisión porque ese año se celebraría en Puerto Rico y Ricky Martin cantaría en la transmisión. Desde el comienzo, la candidata de Puerto Rico, Denise Quiñones, brilló por su belleza y simpatía. Días antes había sido seleccionada por los periodistas como la más fotogénica, y esa noche se había ganado el premio al mejor cabello. Sin embargo, todos sabíamos que era difícil que una candidata ganara en su propio país; solamente Estados Unidos había logrado esa hazaña anteriormente. Cuando al final de la noche nombraron a Miss Grecia como la primera finalista y a Denise como la ganadora, Puerto Rico entero salió a la calle a celebrar su triunfo. Dicen que la fiesta duró hasta el otro día, tanto allá como para aquí, que llegué al salón de clases celebrando esa corona como si fuera mía.

La candidata del año 2006, Zuleyka Rivera, era diferente a nuestras ganadores anteriores del certamen. Todas habían tenido la piel blanca y todas, menos Denise, habían tenido los ojos claros. Este hecho había creado cierta controversia entre la gente de mi país que criticaban que no todas las mujeres puertorriqueñas estuvieran representadas. Aunque Zuleyka era muy hermosa, sabíamos que ya habíamos ganado muchas coronas como para pretender ganarlas todas. Sin embargo, cuando nuestra candidata salió con aquel vestido de cadenas y cristales Swarovsky la quijada se le cayó a todo el mundo. Recuerdo que el que hacía comentarios en la transmisión en inglés (uno de los diseñadores del programa Queer Eye) dijo que por esa mujer él dejaría de ser homosexual. Sin duda, aquel vestido ha sido el más memorable en todos los años del certamen de Miss Universo, pero la belleza tiene un premio, el traje pesaba 30 libras y la pobre Zuleyka terminó desmayándose al final de la noche por el peso, el calor y la falta de comida.

Mañana lunes, 23 de agosto, de nuevo será otra transmisión del concurso de Miss Universo y nuestra hermosa candidata, Mariana Vicente, representará a la mujer de mi patria, específicamente, a la mujer rubia y jincha de mi país; a ver si por fin me dejan de decir que yo no parezco puertorriqueña. Seguiré con mi “guilty pleasure” de ver este certamen para opinar quiénes entran en la final y quiénes se quedan afuera, ver si de nuevo se cae Miss USA (qué mucho me reí), asegurarme de que pierda nuestra archienemiga Miss Venezuela (dos años corridos son suficientes), y mandarle buenas vibraciones a la representante de mi país. Después de todo, los hombres tienen sus ganadores de cinturones de boxeo (la otra obsesión de los puertorriqueños), sus copas de baloncesto o fútbol y sus medallas de béisbol. Por lo menos en mi país, la única vez que el logro de una mujer causa tanta alegría e impacto es (triste decirlo) con el certamen de Miss Universo, y como siempre digo, ojalá desaparecieran este tipo de concursos frívolos y superficiales, pero mientras existan, que gane la de Puerto Rico. JVP

1 comment:

Lorelei said...

Todas hermosísimas, pero...
Para mí las tres más bellas:

Zuleika
Denisse
Dayanara