En Memoria de David Sanes

Sin debida sepultura

a los viequenses

Y fue en abril cuando por fin pasó.
En el silencio que esperan las respuestas
vivían los habitantes de la islita
pegando sus oídos al aire
para escuchar el zumbido agudo
de la bala gigante raspando el viento
subiendo el tono in crescendo
mientras se acercaba a la tierra
que fue fértil antes de que ellos construyeran
un cementerio de bombas desparramadas
sin debida sepultura.

Y por fin pasó en abril.
En silencio escucharon el estruendo
arañando el cielo, lento pero veloz,
acercándose, acercándose
tan cerca que no hubo escape
para la vida de un hombre
tan común y corriente
que su muerte no paró las otras bombas
que siguieron cortando la pureza del viento
y abrieron la tierra en pequeñas fosas
donde poco a poco cada habitante
va enterrando sus sueños.

por JVP